La directora del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes Santo Domingo, Sonia Adames, relata la dramática situación de los campos de desplazados nueve meses después del terremoto y a un mes de las elecciones presidenciales y legislativas en este país.
En su visita a España, Sonia Adames, directora del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (JRSM) de Santo Domingo, ha transmitido la labor que se está realizando desde Entreculturas con sus dos socios estratégicos, Fe y Alegría y el JRSM en Haití, tras el terremoto del pasado 12 de enero. “La situ
ación en Haití está peor. Es un caos. La situación de los 2 millones de desplazados es muy dura. No es lo mismo morir, que ir muriendo”, ha explicado Adames.
En su gira por distintas ciudades de España (Santiago de Compostela, Málaga, Logroño, Santander, Valladolid y León), Sonia Adames ha pronunciado la conferencia “Haití. La tierra se mueve, las personas se mueven” en la que ha hecho hincapié en la necesidad de “reinventar Haití, no reconstruir Haití”, a la vez que ha señalado la importancia de la formación de líderes: “Es necesario crear una base social, acompañar en los campos de desplazados, descentralizar Puerto Príncipe y dar fuerza y voz a las provincias”. Ante la próxima convocatoria de elecciones del mes de noviembre, Adames se ha mostrado prudente ante la dificultad de garantizar unas elecciones transparentes en un contexto de
emergencia y crisis como el actual. A pesar de todos estos aspectos, Adames está convencida que “Haití va a salir de la ceniza, va a resurgir”.
La insostenible situación de los campos de refugiados
Esta visita coincide con que varios grupos de personas desplazadas siguen protestando cada vez más en Puerto Príncipe contra las autoridades haitianas para exigir la protección de su derecho a una vivienda digna y segura, frente a la amenaza constante de los huracanes en la actual temporada ciclónica y como reacción a las expulsiones violentas por parte de los propietarios de los terrenos donde se han instalado desde el pasado 12 de enero de 2010. Estas protestas han aumentado considerablemente en los últimos meses.
A más de ocho meses del terremoto que devastó la capital de Haití y sus alrededores, 1.3 millones de personas desplazadas siguen viviendo en campamentos impro
visados construidos sobre terrenos privados y en lugares públicos, mientras que otros supervivientes se encuentran en la calle. Ante la indiferencia y la inacción del Gobierno haitiano, que no ha tomado medidas para solucionar los conflictos relacionados con la tenencia de la tierra y relocalizar a los desplazados, varios propietarios se han dedicado a realizar expulsiones violentas que son “ilegales” porque no tienen el aval de una autoridad judicial, entre otras razones. Las diferentes promesas de relocalización, que viene realizando el Gobierno haitiano junto con algunas organizaciones internacionales, tardan aún en hacerse realidad para los desplazados.
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), que acompaña a varios campamentos de desplazados desde el terremoto, sigue pidiendo a las autoridades haitianas y a las diferentes agencias internacionales que realicen acciones concretas, rápidas y articuladas con los comités de desplazados de los campos y otros actores locales para responder de manera más eficaz a las necesidades de la población d
esplazada y así proteger sus derechos fundamentales, como lo es en este caso el derecho a una vivienda digna y segura.
Inundaciones en los campos de refugiados
Elecciones en el mes de noviembre
“Antes de ir a las urnas, tenemos que tener una vivienda y el acceso a la alimentación, la salud y la educación para nuestros hijos”, declaró uno de los organizadores de la manifestación que tuvo lugar el pasado 10 de septiembre ante la sede del Gobierno haitiano. “Cada vez que llueve, nuestra tienda de campaña se inunda y tenemos que sacar el agua hacia afuera; a veces, hemos tenido que pasar la noche entera, despiertos y en medio de una gran cantidad de agua que se convierte en lodazal el día siguiente”, expresó Jocelyne, una madre de tres hijos, que vive en el campo de
Durante el mes de septiembre, varios huracanes tales como “Igor” y “Julia” que azotaron el Mar Caribe prendieron las alarmas, ya que no llegaron milagrosamente a las costas de Haití, pero provocaron lluvias que inundaron las tiendas de campaña de los desplazados. La tarde del viernes 24 de septiembre, Haití o bien Puerto Príncipe ha tenido otro susto de causa natural. Se trata de un huracán que ha sacudido la capital de nuevo.
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